lunes, 28 de marzo de 2011

La guerra silente.


Un día dos árboles despertaron. Eran dos olmos. Irónicamente, su vejez no significaba experiencia, pues habían pasado toda la vida dormidos. Uno le preguntó al otro:
-¿Qué hacemos aquí?
-El segundo, sin saber la respuesta, se limitó a divagar: Supongo que siempre hemos estado aquí. Somos parte del planeta, como una extremidad más.
-Le falta algo a tu respuesta –replicó el primero-. Nuestra función en todo esto. Por lo que veo, somos los soldados olvidados de una guerra silente. Los kamikazes del planeta, nacemos, y todos estamos destinados a morir por la misma causa:
Sacrificarnos, para mantener la vida de otros que probablemente no aprecien el esfuerzo.

domingo, 27 de marzo de 2011

El duelo.


Intentó alejarse, pero la incomodidad del silencio lo acechaba. Pensó en abandonar todo lo que ya había construido, por el simple hecho de no querer enfrentarse consigo mismo. Todo se resolvió haciendo un pacto con el espejo: Se tratarían como simples conocidos.

Bitácora


Día 1:

Abrí este blog, para escribir los disparates que no quepan en 140 caracteres.

Y pues, eso.