jueves, 30 de junio de 2011

El pueblo fantasma.


Irónicamente, el sendero que conducía al pueblo fantasma terminaba en el vacío, a orillas del acantilado. El caminante sólo debía encontrar la entrada correcta, gritar las palabras exactas para que el eco le abriera el portal. Una vez dentro todo era diferente; las casas no tenían puerta, sólo ventanas. No estaban hechas para entrar ni salir, sólo para mirar. El aroma le era familiar, cómo el olor de la plastilina recién sacada de la caja, le recordaba a su niñez. Siguió caminando en busca de un guía, sólo escuchaba murmullos. Ciertos detalles debieron darle idea de donde se encontraba, pero el miedo le quitó toda objetividad. Intentaba recordar cómo había llegado, y la razón de su visita. En ese momento apareció el guía.
-¿Cómo llegaste aquí? –Preguntó el guía-.
-No lo sé. –Respondió el hombre.
-¿Y qué buscas?
-Recuerdos.
-Entonces viniste al lugar indicado.
-¿Por qué, esto es el pasado?
-No, es el futuro, pero todos te recordamos. Eres atemporal.

miércoles, 29 de junio de 2011

El parque.


Vivía en el parque. Por gusto, no por necesidad. Gustaba de ver pasar a las personas al amanecer. Era como una película sin guión. –Decía.- No saber quienes vienen, o quienes van. Tenía un comienzo, un intermedio, y un final que nunca iba a conocer. Esa era la mejor parte: la incertidumbre. A veces la certeza de los finales complica la existencia en sí. La magia sólo es real mientras el conejo está dentro del sombrero.

viernes, 24 de junio de 2011

La creación.

Los dibujos del niño comenzaron a cobrar vida, uno tras otro. No sabía si eran producto de su imaginación, así que se limitó a colorear los bocetos.
Las paredes tomaban formas diversas, según los creyones en su mano se movían en alguna dirección. Mundos increíbles pasaban directo de su mente al espacio que lo rodeaba. No dibujaré humanos. –Pensó.- Porque todo lo destruyen.
Mientras más se adentraba en sus creaciones, más entendía su significado:

Para crear mundos sólo se necesita imaginación, para destruirlos sólo hace falta crecer.

jueves, 9 de junio de 2011

Realidad subjetiva.


-Hola –dijo el hombre.- 
-Hola –Respondió la silueta en la pared.-
-¿Quién eres?
-Soy la muerte.
-¿Quién te envió?
-Nadie, siempre he estado aquí. Solo me hice visible.
-¿Y, cómo sé si eres real?
-Si lo piensas bien, nada lo es. Ser tangible no te hace real. La realidad es inherente a cada persona.
-¿Y ahora que me dijiste el secreto, me vas a llevar?
-No tengo a donde llevarte. Ni siquiera yo tengo lugar.
-¿Por qué?
-Sólo existen dos mundos; el que tienes delante de tus ojos y el que tienes detrás de ellos. No vine a llevarte; vine a abrirte la puerta, tú escoges si la utilizas de entrada o de salida.