sábado, 9 de abril de 2011

El mundo abstracto.


     Abrió los ojos, podía sentir la arena húmeda en sus manos. Se levantó, no sabía dónde se encontraba. Era el mundo más extraño que había visto. Lo primero que notó fue un gorrión que volaba de reversa. Por alguna razón todos los árboles estaban secos, quizá por algún holocausto. Se dispuso a caminar hasta que se encontró con una pared en medio de la nada. Era semitransparente. Al acercarse lo suficiente pudo ver como del otro lado se encontraba Salvador Dalí con pincel en mano, su lienzo era el lado opuesto de la pared. El hombre se sintió agotado. Miró su reloj de pulsera, estaba derretido. Se acostó de nuevo en la arena, exhausto, pensando:

El tiempo pasa volando cuando vives dentro de un cuadro de Dalí.

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