viernes, 21 de diciembre de 2012

Media mentira.

Nací un martes en la madrugada pero siempre digo que fue un domingo en la noche porque acostumbro llevar todo al extremo.

Llegué a este punto porque cuando me enseñaron a crecer ya era demasiado tarde. Nunca he entendido el mundo, demasiada información para alguien que tiene una sola pregunta.

La mayor parte del tiempo finjo interés en lo que me rodea, el resto lo utilizo para trazar mapas mentales de lugares que existen a medias.

El dios en el que creo utiliza crayones de cera y le tiembla el pulso. Sí, tiene pulso; es de sangre, hueso y psicosis. Mi dios escucha voces.

Creo en la reencarnación diaria y la lotería de almas. Somos personas completamente diferentes cuando nos levantamos. Los pies son los mismos para no perdernos, el cuerpo es reciclado y el resto es historia.

A veces hablo de mí en tercera persona para marcar distancia. Siento un gran respeto por los que hablan solos y callan en compañía. Por la misma razón hago muchas referencias a objetos inanimados; ellos callan y dejan ser.

Lo cierto es que me cuesta describirme porque no hablo de mí con propiedad.

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